Año nuevo, retos nuevos II

En el anterior artículo vimos como muchas personas, al empezar el año, se cargan de nuevos y buenos propósitos y que la mayoría se quedan en nada. Algunas veces ni siquiera lo intentamos, quedándose solo en una declaración de intereses y en otras abandonamos al poco tiempo si no obtenemos los resultados que esperábamos.
Y en este ejemplo encaja a la perfección el cambio a hábitos saludables de vida como mejorar nuestra alimentación, perder peso y empezar a hacer ejercicio. En muchas ocasiones, la persona abandona porque, como ya hemos dicho, no alcanza los resultados esperados y en otras, simplemente ni comienza porque no sabe por donde hacerlo y lo que más fácil nos parece es abandonar antes de empezar.
También comentamos en el anterior artículo que esto es relativamente fácil de solucionar si nos ponemos en las manos de un entrenador personal que nos oriente en lo que muchas veces es lo más difícil; empezar.
Cuestión de tiempo
El tiempo es una de las claves cuando queremos hacer un cambio en nuestros hábitos de vida, ya que empezar a hacer ejercicio y alimentarnos mejor no es suficiente. Hace falta tiempo para ver los resultados. A veces nos impacientamos porque queremos ver resultados demasiado rápido y al no conseguirlos abandonamos y volvemos a las andadas.
El entrenador personal nos ayudará a establecer objetivos que sean fácilmente alcanzables en el tiempo con el objetivo de no abandonar y podamos seguir progresando. ¿Y si lo hago por mi cuenta? Aunque no lo recomiendo, igualmente se necesita tiempo para que los cambios y los progresos se empiecen a notar, pero sin un asesoramiento adecuado el camino puede ser mucho más largo y dificil.
De todas formas, tenemos que tener muy presente que el camino no es igual de largo y duro para todos, aun cuando la meta sea la misma. Por ejemplo, supongamos que tenemos dos personas que nunca han hecho ejercicio y que tienen que pesar 70 kilos, pero una de ellas pesa 90 kilos y la otra 150 kilos. A igualdad de factores pero teniendo en cuenta la diferencia de peso de cada una, la persona que pesa 150 kilos tiene un camino mucho más largo y difícil, ya que posiblemente no va a poder hacer el mismo ejercicio de partida que la que pesa 90 kilos. Por ejemplo, es posible que la que pesa 90 pueda hacer dominadas o estar en disposición de hacerlas en poco tiempo, pero la de 150 no podrá en mucho tiempo. Lo mismo si salen a correr. La de 90 kilos podrá hacerlo sin mucho problema, pero la que pesa 150 kilos es posible que tenga que buscarse una alternativa más segura para no dañar sus articulaciones y empezar a correr cuando haya perdido una considerable cantidad de kilos.
El material importa
Para muchos deportes necesitamos poco material, pero este ha de ser de buena calidad y adecuado para el uso que le vamos a dar. Por ejemplo, vamos a suponer que queremos empezar a correr y buscamos en el armario a ver que tenemos y aparecen unas zapatillas con más años que el coliseo romano. Directamente tíralas. Unas zapatillas viejas, que posiblemente ni siquiera estén diseñadas para correr, tendrán componentes clave, como la suela, muy endurecida y no cumplirá su función de amortiguación adecuadamente. Además, ¿sabemos que tipo de pisada tenemos?, ¿somos supinador, neutro o pronador?
La visita a un centro deportivo especializado donde puedan analizar que tipo de pisada tenemos es crucial antes de dar siquiera el primer paso en nuestra sesión de running y mejor aun si vamos a un podólogo, muchos de los cuales ya están especializados en análisis de la pisada en carrera. Una vez sepamos que tipo de pisada tenemos, hemos de escoger una buena zapatilla acorde, no solo a nuestra forma de pisar, sino también a nuestro peso e incluso, a las condiciones ambientales de uso. No es lo mismo una persona que pese 50 kilos que otra que pese 120 que va a necesitar mucha más amortiguación. Tampoco es lo mismo que una persona corra de forma habitual por ambientes fríos que en ambientes con medias de temperaturas de 40º C y alta humedad.
Una zapatilla de gama media ronda los 100-150 euros, de gama alta por encima de 200 y una de gama baja o de acceso estaría por debajo de 100 euros, pero si la zapatilla nos cuesta 20 euros, ya podemos tener claro que no va a tener una calidad adecuada.
Además, necesitamos saber como tenemos que hidratarnos, que complementos son de interés según la hora del día y época del año en la que salgamos a correr, como gafas de sol, crema solar, gorros, guantes, etc., y así con un montón de factores más.
Conclusión
Un cambio en nuestros hábitos de vida si queremos ponernos en forma y bajar peso es un camino que no es fácil ni rápido, pero si nos ponemos en las manos adecuadas, con tiempo y con el equipamiento adecuado, podremos conseguir nuestros objetivos.